Un reciente informe de la firma internacional Powerful Countries ha encendido las alarmas en Honduras al ubicar al país en el primer lugar mundial en percepción de corrupción dentro de sus fuerzas policiales.

Con un puntaje de 8.32 sobre 10, el estudio refleja una profunda desconfianza ciudadana a la institución encargada de garantizar el orden y la seguridad.
La encuesta, basada en la pregunta “¿Qué tan grande es el problema de la corrupción policial en el país en el que vives?”, revela que los hondureños perciben una penetración significativa de redes criminales dentro de la Policía Nacional. Esta situación no solo debilita la confianza en el sistema de justicia, sino que agrava la crisis de seguridad que enfrenta el país.
Junto a Honduras, el listado incluye a países como Venezuela (8.05), Uganda (8.05), Guatemala (8.00), México (7.97) y otros, todos con altos niveles de percepción de corrupción.
Impacto en la seguridad pública
Expertos advierten que este nivel de corrupción facilita prácticas como la extorsión, la protección a redes ilícitas y la impunidad, lo que obstaculiza cualquier esfuerzo por implementar políticas públicas efectivas en materia de justicia y seguridad.
Además, el Índice de Percepción de la Corrupción 2024 de Transparencia Internacional ubica a Honduras en el puesto 154 de 180 países, con una puntuación de apenas 22 sobre 100, lo que refuerza la gravedad del problema.

¿Y las reformas?
Aunque se han planteado iniciativas como la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH), estas han sido desmanteladas o enfrentan obstáculos políticos. La falta de voluntad para implementar reformas estructurales y mecanismos de vigilancia ciudadana impide romper el ciclo de corrupción que afecta a la fuerza policial.
La ciudadanía exige acciones concretas, no solo discursos. Sin una depuración efectiva y un compromiso real con la transparencia, Honduras seguirá atrapada en un sistema donde la ley se aplica según conveniencia, y no como garantía de justicia.