Este sábado, Honduras vivió una jornada sin precedentes marcada por la fe, la unidad y el amor profundo por la patria.

Miles de hondureños, católicos, evangélicos y ciudadanos sin afiliación religiosa, se congregaron en múltiples ciudades del país para participar en la caminata por la Paz y la Democracia, una movilización convocada por la Confraternidad Evangélica de Honduras y la Conferencia Episcopal.
Desde Roatán hasta Choluteca, pasando por La Ceiba, Santa Rosa de Copán, Olanchito, Comayagua, Intibucá, Tegucigalpa y San Pedro Sula, el eco de la convocatoria se sintió con fuerza.
Lo que unió a los participantes no fue una ideología política, sino el deseo de ver una Honduras más justa, pacífica y democrática. No hubo camisetas partidarias, solo banderas blancas y nacionales, pancartas con mensajes de fe, y consignas de amor por la familia y la libertad.

La capital se desbordó de esperanza
En Tegucigalpa, la cita era a las 2:00 p.m. en la Plaza de las Banderas, frente a la UNAH, pero los ciudadanos comenzaron a llegar desde las 12:00 del mediodía. Para la hora oficial, el 80% del bulevar Suyapa, con sus 6.2 kilómetros de extensión, estaba completamente abarrotado.
La caminata culminó en el Estadio Nacional José de la Paz Herrera, donde miles entonaron el himno nacional, salmos y cantos, en un ambiente de oración y alegría.
José Alvarado, acompañado de su nieta, fue uno de los primeros en llegar. “Venimos por amor a Honduras, por la paz y por la unidad entre hermanos”, expresó mientras ondeaba su bandera y cantaba con fervor.
Una jornada que cruzó fronteras
La caminata no solo se vivió en territorio nacional. Migrantes hondureños en Michigan, Dallas, Madrid y Barcelona también se sumaron a la jornada, demostrando que el amor por Honduras no conoce fronteras. En cada rincón, el mensaje fue el mismo: “Queremos elecciones libres, justas y transparentes”.

Organización impecable y participación masiva
La jornada comenzó con una oración conjunta entre el monseñor José Vicente Nácher Tatay, representante de la Iglesia Católica, y el pastor Gerardo Irías, presidente de la Confraternidad Evangélica.
Ambos destacaron que el mérito de esta movilización es de los ciudadanos, quienes respondieron con fe y convicción.
Rubenia Montenegro, participante desde la colonia Miraflores, expresó: “Venimos porque queremos que haya más paz en Honduras, que entre hermanos nos queramos más, sin importar religión o partido”.

Un mensaje claro a la clase política
Con el proceso electoral en marcha y los comicios programados para el 30 de noviembre, esta caminata envió un mensaje contundente a los líderes políticos: el pueblo exige transparencia, respeto y compromiso con la democracia. “Después de esta muestra de unidad, esperamos una respuesta de conciencia por parte de los políticos”, afirmó el pastor Irías.
Honduras habló con fe y esperanza
La Caminata Nacional por la Paz y la Democracia fue más que una movilización: fue una manifestación de amor por Honduras, una oración colectiva por un futuro mejor, y una demostración de que la fe puede unir a un país entero. En tiempos de incertidumbre, los hondureños eligieron caminar juntos, con esperanza y convicción, por la democracia y la libertad.