Hondumedios

Conmoción en el gremio médico por la muerte de Miguel Ángel Salgado Cabezas

La muerte del médico Miguel Ángel Salgado Cabezas, quien laboraba en el Hospital Escuela, ha generado profunda consternación en el gremio de la medicina hondureña.

Sus colegas lo recuerdan como un profesional excepcional, entregado y responsable, además de poseer una gran calidez humana.

El cadáver del joven galeno fue localizado en una zona utilizada como botadero de basura en el sector La Planada, aldea Lomas del Diamante, al sur de Tegucigalpa. Su vehículo fue encontrado en el mismo sitio donde lo estacionaba a diario, lo que incrementa las sospechas de que fue víctima de un acto violento.

El doctor Lenin García expresó que la noticia les consterna profundamente: “No somos quienes para juzgar, pero simplemente no nos parece que sea una muerte digna para una persona tan agradable y tan responsable como él”.

García lamentó que la vida de un joven médico haya terminado de manera tan vil, reflejando la vulnerabilidad que enfrentan quienes se dedican a salvar vidas.

El decano de la Facultad de Medicina, Gustavo Galo, también se pronunció, señalando la falta de seguridad en los alrededores de la zona hospitalaria, que incluye el Hospital Escuela, la Facultad de Medicina, el Hospital Mario Mendoza y la Dirección de Medicina Forense.

Durante una ceremonia en honor a Salgado Cabezas, Galo subrayó que la situación obliga a reflexionar sobre la necesidad de reforzar la seguridad en espacios tan sensibles.

Los médicos hicieron un llamado a las autoridades para que no olviden los principales derechos de los hondureños: salud, educación y seguridad. Recriminaron que quienes cumplen con su deber profesional sean víctimas de la violencia que azota al país.

El doctor García enfatizó que “ya es tiempo de poner la mirada en sitios que son aún más delicados. En los hospitales es común que veamos delincuencia, asaltos, robos, hurtos e incluso situaciones en las que se le arrebate la vida a alguien”.

La muerte de Miguel Ángel Salgado Cabezas no solo deja un vacío en el gremio médico, sino que también expone la urgencia de garantizar condiciones seguras para quienes trabajan en el sector salud. Su partida se convierte en un símbolo de la necesidad de proteger a quienes dedican su vida al bienestar de los demás.

 

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