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Capos de la droga y asesinos hondureños gozas de libertad tras declarar en Corte de New York

Altos capos de la droga y asesinos hondureños han recobrado su libertad tras colaborar con la Fiscalía de Nueva York en Estados Unidos.

Este fenómeno ha generado controversia y preocupación en Honduras, donde estos individuos han sido responsables de numerosos crímenes y tráfico de drogas.

Uno de los casos más destacados es el de Alexander Ardón Soriano, exalcalde de El Paraíso, Copán, quien fue condenado por tráfico de drogas. Ardón se entregó voluntariamente a la justicia estadounidense en 2019 y se convirtió en testigo colaborador en varios juicios, incluyendo los del expresidente Juan Orlando Hernández y su hermano Juan Antonio “Tony” Hernández.

Gracias a su cooperación, Ardón fue liberado tras cumplir menos de seis años de prisión y ahora enfrenta diez años de libertad supervisada.

Otro caso emblemático es la liberación de Carlos Arnoldo Lobo, conocido como “El Negro Lobo,” quien fue condenado a 20 años de prisión por la Corte del Distrito Sur de Florida. Sin embargo, tras colaborar con la justicia estadounidense, Lobo fue liberado en agosto de 2023 después de cumplir solo diez años de su condena.

La colaboración de Lobo con la Fiscalía de Nueva York incluyó testimonios en varios juicios importantes, lo que le permitió obtener una reducción significativa en su sentencia.

Esta práctica de reducir condenas a cambio de cooperación ha sido común en los casos de narcotráfico, donde los fiscales buscan desmantelar redes criminales más grandes mediante la información proporcionada por los colaboradores.

La Corte del Distrito Sur de Nueva York ha sido clave en la lucha contra el narcotráfico en Honduras, llevando ante la justicia a expresidentes, exdiputados y capos que creían ser intocables.

Desde 2014, estas cortes han recibido a hondureños extraditados por delitos de narcotráfico, lavado de activos y conspiración para traficar drogas a Estados Unidos.

Testimonios de narcotraficantes como Devis Leonel Rivera Maradiaga y Alexander Ardón han servido para reducir sus propias condenas y exponer cómo el crimen organizado se infiltró en todos los niveles del gobierno hondureño.

La liberación de estos capos ha generado críticas y preocupación en Honduras, donde se teme que puedan retomar sus actividades delictivas. La colaboración con la justicia estadounidense les ha permitido obtener reducciones significativas en sus condenas, lo que ha sido visto como una forma de impunidad para aquellos que han cometido graves crímenes.

La situación subraya la necesidad de fortalecer las acciones preventivas y de justicia en Honduras para combatir el narcotráfico y la violencia, y garantizar que aquellos que han cometido delitos graves enfrenten las consecuencias de sus acciones.

Por su parte, Fabio Lobo, hijo del expresidente hondureño Porfirio Lobo Sosa, ha sido liberado tras cumplir nueve años de su condena de 24 años en Estados Unidos por narcotráfico.


Su cooperación con la justicia estadounidense, incluyendo su testimonio en el juicio contra el expresidente Juan Orlando Hernández, le permitió obtener una reducción significativa de su condena.


Ahora, Lobo enfrentará dos años de libertad supervisada y deberá cumplir con las leyes de inmigración de Estados Unidos.

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