Las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP) descubrieron un módulo de lujo dentro de la cárcel de Támara, en Francisco Morazán, lo que ha generado indignación y medidas inmediatas.

Según el coordinador del Sistema Penitenciario de Honduras, general Ramiro Muñoz, estos espacios contaban con aire acondicionado, televisores, refrigeradoras y baños de lujo, condiciones que contrastan con el hacinamiento que sufren la mayoría de los privados de libertad.
Ante este hallazgo, el INP ha ordenado la destrucción de los módulos y el traslado de los reos a cárceles de máxima seguridad. Además, se anunció el despido de 22 funcionarios penitenciarios, quienes habrían permitido la existencia de estos espacios privilegiados dentro del centro de detención.
Muñoz cuestionó cómo, mientras la mayoría de los internos viven en condiciones de hacinamiento, algunos disfrutaban de habitaciones con comodidades similares a las de un hotel. También reveló que en estos módulos permanecían personas extraditables, lo que ha generado aún más controversia.
El Comité Nacional de Prevención Contra Tortura, Tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes (Conaprev) ha expresado su preocupación por la falta de claridad en los traslados y la clasificación de los internos.
Las comisionadas Evelyn Escoto y Kenia Irías han solicitado un diálogo abierto y respetuoso para garantizar que las medidas adoptadas respeten los derechos humanos de los privados de libertad.