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Deuda de 4 mil millones de lempiras con CHICO evidencia crisis estructural en la inversión pública

La Cámara Hondureña de la Industria de la Construcción (CHICO) encendió las alarmas al revelar que el Gobierno de Honduras mantiene una deuda de 4 mil millones de lempiras con el sector construcción, una cifra que no solo representa un retraso financiero, sino que expone una crisis estructural en la gestión de infraestructura pública.

Silvio Larios, gerente de CHICO, detalló que esta deuda involucra a la Administración Central, alcaldías y profesionales independientes, y que la mitad de ese monto aún está en revisión, un proceso que él mismo calificó como lento y burocrático.

Mientras tanto, las obras se ejecutan solo hasta donde alcanza el financiamiento, y luego se paralizan, dejando tramos inconclusos, maquinaria detenida y cientos de trabajadores en incertidumbre.

La deuda no solo afecta a las grandes constructoras. Como lo explicó Larios, los fondos adeudados alimentan toda una cadena productiva: desde proveedores de materiales, subcontratistas, ingenieros, arquitectos, hasta microempresas que dependen de estos proyectos.

La falta de pago ha generado: Demoras en salarios y despidos masivos, incumplimientos fiscales y laborales, pérdida de confianza entre inversionistas nacionales y extranjeros

El Gobierno, por su parte, ha asegurado que ya se han desembolsado más de 2 mil millones de lempiras en pagos recientes. Sin embargo, CHICO insiste en que la segunda mitad de la deuda no será cancelada sino hasta noviembre, lo que prolonga la parálisis de obras y la incertidumbre del sector.

Este escenario revela un patrón preocupante: la inversión pública en infraestructura está siendo gestionada sin planificación financiera sólida, y con mecanismos de pago que no responden a la urgencia del desarrollo nacional.

La falta de liquidez estatal no solo frena el crecimiento económico, sino que erosiona la credibilidad institucional y pone en riesgo proyectos estratégicos para el país.

CHICO y otros actores del sector han exigido: Un cronograma transparente de pagos, reformas en los modelos financieros de contratación, mayor agilidad en la revisión de cuentas y diálogo abierto entre Gobierno, empresa privada y academia.

La deuda con CHICO no es solo un número, es el reflejo de un modelo de inversión pública que necesita ser repensado. Si Honduras aspira a modernizar su infraestructura, debe empezar por honrar sus compromisos y garantizar que el desarrollo no se quede estancado en papeles.

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