Ante la imposibilidad de imponer su voluntad en el Consejo Nacional Electoral (CNE) el partido Libertad y Refundación convocó a sus militantes a protestas callejeras desde el próximo viernes uno de agosto y abandona la vía jurídica que debería seguir para arreglar las diferencias.

Este lunes, la Coordinación Nacional del Partido Libre, público un comunicado en defensa de su candidata presidencial, Rixi Moncada, y en abierta oposición al Sistema de Transmisión de Resultados (TREP), denunciando que constituye una herramienta “fraudulenta y corrupta” que busca revivir viejas prácticas de manipulación electoral.
La crítica central del documento gira en torno a la reciente enmienda avalada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), la cual, según Libre, vulnera tanto la Constitución como la Ley Electoral.
Al compararlo con el esquema de conteo impulsado por David Matamoros Batson —la polémica “curva de Batson”— el comunicado establece un paralelismo con pasados episodios de fraude y manipulación, especialmente en zonas rurales, a través de una presunta interferencia desde Tegucigalpa.
El llamado a la calle
En una movida política de alto voltaje, Libre convocó a su militancia a una protesta indefinida que comenzará el 1 de agosto, movilizando a seguidores desde los 18 departamentos del país hacia la capital.
La protesta se plantea como un acto de resistencia frente al “robo de la voluntad popular”, elevando el tono de confrontación con un discurso que mezcla crítica institucional, rechazo al bipartidismo, y apelaciones a la lucha histórica del pueblo hondureño.
Rixi Moncada fija límites
La candidata Moncada declaró rotundamente: “No debato con golpistas ni operadores de fraudes”, estableciendo una distancia radical respecto a quienes, según el comunicado, buscan validar resultados ilegítimos. Su afirmación refuerza la línea discursiva de Libre: una narrativa de resistencia, legitimidad popular y enfrentamiento a estructuras de poder tradicionales.
El texto también identifica como representantes del bipartidismo a Salvador Nasralla y Nasry Asfura, consolidando la estrategia del partido de asociarlos con viejas fórmulas políticas consideradas responsables del estancamiento democrático.
Esta acción no solo agudiza la polarización política, sino que prepara el terreno para una campaña electoral que promete ser intensa y marcada por la confrontación ideológica.
La apuesta de Libre por una movilización indefinida revela una doble intención: galvanizar su base social ante lo que considera un atropello institucional, y posicionar a Rixi Moncada como la figura de oposición legítima frente a un sistema electoral que califica como viciado.
Sin embargo, el tono beligerante y el llamado al “temblor de los cimientos del golpismo” conlleva riesgos: puede fortalecer su narrativa de lucha, pero también alejar sectores moderados o indecisos que buscan propuestas y estabilidad.