A partir del próximo lunes 21 de julio de 2025, los hondureños enfrentarán un nuevo golpe económico con el aumento en los precios de los combustibles, según lo oficializó este viernes la Secretaría de Energía.
Aunque algunos incrementos parecen mínimos, el impacto acumulativo en el transporte, los alimentos y los servicios será inevitable.
La gasolina súper subirá 0.03 lempiras en Tegucigalpa, alcanzando un precio de L 104.46, mientras que en San Pedro Sula aumentará 0.01 lempiras, llegando a L 102.02. La gasolina regular, subsidiada por el gobierno, subirá 0.34 lempiras en ambas ciudades, situándose en L 95.87 en la capital y L 93.44 en la zona norte.
El kerosene, utilizado por miles de familias de bajos ingresos, sufrirá un alza de L 1.02 en Tegucigalpa y L 1.01 en San Pedro Sula, alcanzando precios de L 78.33 y L 75.88 respectivamente.
Pero el mayor impacto lo recibirá el diésel, el derivado más utilizado en el transporte de carga y pasajeros. Aumentará L 1.49 por galón, quedando en L 89.21 en Tegucigalpa y L 86.77 en San Pedro Sula, pese a estar subsidiado.
El único alivio será para quienes utilizan gas GLP vehicular, que bajará L 0.19, y el gas doméstico, que mantendrá su precio actual de L 238.13 en Tegucigalpa y L 216.99 en San Pedro Sula.
Aunque el gobierno insiste en que los aumentos están “amortiguados” por subsidios, la realidad es que el costo de vida sigue escalando para la mayoría de los hondureños. El alza en el diésel, por ejemplo, impactará directamente en el precio del transporte público y de los productos básicos, afectando especialmente a las familias más vulnerables.
Además, los incrementos se dan en un contexto de estancamiento económico, desempleo y creciente informalidad, lo que hace que cada centavo adicional en los combustibles se traduzca en más presión sobre un pueblo ya agobiado.
