La socióloga hondureña, Julieta Castellanos, encendió el debate político tras revelar que Ana Paola Hall, consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), presentará su renuncia este jueves 24 de julio de 2025 ante el Congreso Nacional, lo cual abriría una batalla por su reemplazo en una coyuntura de alta tensión institucional.

Según Castellanos, la decisión de Hall ya está en marcha, al haberse retirado sus pertenencias personales del CNE. Este anuncio pone en evidencia una jugada política estratégica en la que el partido Libre emerge como el actor dominante.
“Quien quede en el Consejo Nacional Electoral será realmente quien Libre decida, porque Libre será el gran elector”, advirtió Castellanos.
Castellanos asegura que Libre ha dejado claro que su intención es tomar la presidencia del CNE desde septiembre.
Mencionó que incluso dirigentes del partido oficialista han manifestado en privado que no renunciarán a acuerdos previos, divulgados por Marlon Ochoa, los cuales provocaron un reordenamiento político.

Escenario complejo para el Partido Liberal
El Partido Liberal, responsable de nombrar al sustituto de Hall, se enfrenta a una difícil tarea, dada la negativa de Libre a respaldar cualquier propuesta.
La socióloga criticó la pasividad liberal, señalando que su dirigencia ha perdido fuerza y convicción para defender sus intereses internos.
Castellanos condenó las negociaciones políticas que se realizan bajo presión, tachándolas de prácticas “facciosas” y comparables a las del Partido Nacional.
“Libre lo está poniendo en práctica y lo ponen en práctica todos, pero nos estamos dando cuenta… que Libre no es diferente al Partido Nacional”, expresó.
Castellanos reafirmó su derecho como ciudadana a opinar sobre los partidos políticos, especialmente aquellos que afectan directamente la gobernabilidad.
Remarcó que los funcionarios públicos son electos por el pueblo y sostenidos con impuestos, por lo cual están sujetos al escrutinio.
La renuncia de Ana Paola Hall pone en jaque la composición del CNE y desata una lucha por el control institucional en vísperas de nuevos procesos electorales.
Según Castellanos, lo que está en juego no es sólo una vacante, sino el equilibrio político en uno de los órganos más importantes del sistema democrático hondureño.