El expresidente de Honduras y actual asesor presidencial, Manuel Zelaya Rosales, encendió el debate político nacional tras anunciar que el partido Libertad y Refundación (Libre) tiene preparados y entrenados a más de 30,000 colectivos de base, desplegados en todo el país, en lo que él describe como una estrategia de defensa electoral y movilización popular.

En un mensaje publicado en su cuenta oficial de X, Zelaya confirmó que la movilización nacional originalmente prevista para el 1 de agosto se trasladará al sábado 30 de agosto, coincidiendo con el inicio oficial de campaña de Rixi Moncada, candidata presidencial de Libre.
El expresidente reiteró su rechazo al sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) utilizado en 2017, calificándolo como “fraudulento” y advirtiendo que esta vez “no los van a sorprender como en 2009”.
Aunque Zelaya enmarca esta acción como una respuesta legítima al temor de fraude electoral, el anuncio ha generado preocupación en sectores ciudadanos y políticos, que ven en la movilización masiva una forma de presión partidaria que podría tensar aún más el ambiente electoral.
La mención de colectivos “entrenados” y “desplegados” ha sido interpretada por algunos como una militarización simbólica de la política, que podría intimidar a votantes y opositores.
Además, el discurso de confrontación —con frases como “no volverán” y “van a ser derrotados nuevamente”— refuerza una narrativa de polarización que desvía la atención del debate programático y democrático que debería marcar el inicio de una campaña presidencial. En lugar de propuestas, se promueve una lógica de resistencia y enfrentamiento.
La movilización anunciada también plantea interrogantes sobre el uso de recursos públicos, la seguridad ciudadana durante las protestas, y el rol de las instituciones electorales frente a este tipo de presiones. ¿Está el país preparado para garantizar un proceso electoral libre de intimidaciones y con plena participación ciudadana?
El país necesita más que consignas: requiere transparencia, propuestas claras y respeto por las reglas democráticas.
No aceptamos elecciones con el TREP fraudulento del 2017. Que lo tenga claro el bipartidismo y la oligarquía.
Esta vez no nos van a sorprender como en el 2009. Hoy estamos organizados, preparados y entrenados en más de 30 000 colectivos de base desplegados en todos los rincones…— Manuel Zelaya R. (@manuelzr) July 28, 2025