La candidata presidencial del Partido Libre, Rixi Moncada arremetió en sus redes sociales, contra la cúpula de la iglesia católica y evangélica de Honduras, ya que según ella participan en una “campaña difamatoria” en vísperas de las elecciones generales.

Según Moncada, las iglesias estarían liderando una caminata de alcance nacional con fines políticos, al mismo tiempo que se difunden mensajes que buscan desacreditar su organización y afirmar falsamente que su gobierno cerraría los templos religiosos.
Moncada aseguró que esta movilización responde a una estrategia destinada a frenar el proceso de refundación política que lidera, beneficiando —según ella— a partidos tradicionales, empresarios evasores de impuestos, y líderes religiosos que habrían callado ante graves violaciones de derechos humanos ocurridas en eventos clave de la historia reciente del país, como el golpe de Estado de 2009 y los comicios de 2013 y 2017.´
“El verdadero rostro de esta caminata es político, es impedir que continúe el cambio… y detener a esta mujer que se niega a arrodillarse ante el poder de las 10 familias y los 25 grupos económicos”.
En su texto, reafirmó su fe en Dios y Cristo, y manifestó que su compromiso con el pueblo hondureño no está en disputa: “Seguiré asistiendo a las iglesias, reafirmando con respeto mi profunda fe como lo aprendí desde niña”, escribió.
Crítica ¿Fe o estrategia?
La publicación de Moncada pone en el centro del debate la delgada línea entre religión y política.
Si bien es válido cuestionar el involucramiento de instituciones religiosas en campañas electorales, la forma en que la funcionaria plantea su denuncia genera inquietudes.
¿Estamos ante una legítima defensa de principios democráticos o frente a una narrativa que busca consolidar liderazgo confrontando actores tradicionales?
Además, el tono beligerante hacia las iglesias, instituciones que albergan las creencias de millones, podría provocar una fractura social innecesaria y una polarización aún más profunda.
Resulta esencial que el diálogo entre fe y política se dé con respeto mutuo, sin caer en generalizaciones que puedan deslegitimar la espiritualidad colectiva ni el activismo cívico.
La fe es sagrada. La mayoría de nuestro pueblo noble, humilde y creyente, encontramos en la fe y la religión la esperanza que nos da vida y que nunca debemos perder. Cuando la cúpula de dos de nuestras iglesias organiza y lidera una caminata en todo el país, faltando tres meses… pic.twitter.com/rFEVhoRKln
— Rixi Moncada (@riximga) August 4, 2025