El principal centro asistencial del país, el Hospital Escuela, enfrenta una nueva crisis operativa tras la falla de sus máquinas de lavandería, lo que ha obligado a suspender las cirugías selectivas y ha expuesto una vez más el deterioro estructural del sistema hospitalario hondureño.
Al menos 10 cirugías programadas fueron canceladas en las últimas horas por falta de ropa quirúrgica limpia.
Las operaciones de emergencia continúan con ropa desechable, mientras que las electivas serán reprogramadas en los próximos días.
Parte de la ropa sucia está siendo enviada al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) como medida de contingencia.
En diciembre de 2024, el hospital ya había suspendido cirugías por la misma causa. En junio de este año, el sindicato denunció que solo una lavadora estaba operativa, con toneladas de ropa acumulada.
Aunque se repararon dos máquinas de 450 libras, estas volvieron a fallar esta semana. Imágenes recientes muestran ropa quirúrgica acumulada en condiciones insalubres.
El personal de guardia impidió la filmación y amenazó con llamar a la Policía Nacional, lo que sugiere una cultura de opacidad institucional.
El presidente del sindicato, Mauricio Corrales, denunció que el área de lavandería opera con maquinaria obsoleta y escasez de personal.
Las autoridades aseguran estar trabajando en una nueva área de lavandería capaz de procesar 12,000 libras de ropa al día. Sin embargo, la falta de mantenimiento preventivo y la dependencia de soluciones improvisadas evidencian una gestión reactiva y sin visión de largo plazo.
La falla de las lavadoras no es solo un problema técnico: es el síntoma de una administración que normaliza el colapso operativo. En un país donde los hospitales deberían ser bastiones de dignidad y atención, el Hospital Escuela se convierte en un espejo de abandono institucional. ¿Hasta cuándo se tolerará que la salud pública funcione al borde del colapso por falta de ropa limpia?
