Alcanzar o retener el poder político a través del control de la población, fue popularizado en los albores de la Guerra Fría, en las luchas de guerrillas y contrainsurgencia suscitadas en toda Latinoamérica y de las que Honduras tampoco escapó.
 
															Hondumedios. El pensador marxista italiano Antonio Gramsci, dedicado a la “Estrategia sobre las mentes”, introdujo el concepto de Hegemonía Cultural como la clave del poder estratégico moderno. Para Gramsci, la dominación no se ejerce principalmente a través del aparato coercitivo del Estado (sociedad política), sino mediante el consenso obtenido en la sociedad civil, normalizando la visión del mundo de la clase dominante hasta convertirla en el “sentido común” (senso comune).
El sentido común no es algo universal, sino un “constructo social” que puede ser manipulado desde la élite del gobierno actual, la cual crea un sentido común a través de unos agentes llamados “intelectuales orgánicos” de diversas profesiones y ocupaciones que deambulan en los diferentes foros televisivos y radiales tratando de influir psicológicamente en la población con un guion elaborado por el gobierno que busca interiorizar sus teorías y postulados hasta hacerlas comunes y aceptadas por todos nosotros sin ninguna controversia.
Para alcanzar este objetivo es fundamental el dominio de la opinión pública y la manipulación de las emociones, especialmente en este periodo electoral, construyendo desde el aparato propagandístico estatal, discursos e ideas de forma continua y permanente.
Se busca deteriorar o destruir por cualquier medio a quienes no piensen igual, estereotipándolos de forma negativa contraponiéndolos a la mejor opción que ellos representan con sus “ideas alternativas”.
Además, se busca promover una violencia revolucionaria mediante sus “colectivos” para provocar una reacción violenta y desproporcionada en sus contendientes que permita la justificación de sus actos y la posibilidad de instrumentalizar inclusive a las fuerzas de seguridad y defensa en la consecución de sus fines políticos.
Honduras en la actualidad aún sigue siendo un campo de batalla en el que ya no se conquistan territorios, ahora se busca cooptar la mente de todos los ciudadanos. El objetivo final sería la perpetuación del gobierno, su ideología, sus propios postulados y no los que libremente deben elegir los hondureños en las urnas.
 
								

