El consejero del Consejo Nacional Electoral (CNE), Marlon Ochoa, generó una nueva controversia en las últimas horas al descalificar públicamente a sus colegas Ana Paola Hall y Cossette López, quienes permanecen refugiadas en embajadas extranjeras en Tegucigalpa tras recibir amenazas de detención vinculadas al proceso electoral.
Aunque es de conocimiento público que ambas consejeras solicitaron protección diplomática por motivos de seguridad, Ochoa insinuó —sin presentar pruebas— que podrían estar “secuestradas” y que los mensajes difundidos en sus redes sociales “son escritos por terceros”.
“¿Quién está detrás de esos mensajes? ¿Están realmente en condiciones de emitir comunicaciones libres?”, cuestionó.
Choque técnico sobre el escrutinio especial
Ochoa también contradijo la postura técnica de Hall y López respecto al escrutinio especial. Mientras las consejeras han sostenido que las juntas revisoras solo pueden corregir actas con inconsistencias documentadas, Ochoa afirmó que estas tienen facultad para “descartar actas si así lo determinan”, interpretación que analistas consideran riesgosa por abrir la puerta a decisiones arbitrarias.
Crisis institucional en el CNE
Las declaraciones profundizan la crisis dentro del CNE, que se encuentra dividido en medio del conteo más ajustado de la historia reciente de Honduras.
Desde sus refugios diplomáticos, Hall y López han llamado a respetar el 100% del escrutinio y evitar autoproclamaciones, mientras Ochoa ha adoptado una postura más cercana al oficialismo, respaldando acciones que podrían derivar en cuestionamientos sobre la transparencia del proceso.
Organizaciones de defensa de la democracia advirtieron que este tipo de narrativas socavan la credibilidad del proceso electoral y ponen en riesgo la estabilidad del país, especialmente en un contexto donde los actores institucionales muestran falta de cohesión y claridad en sus declaraciones.


