En un reflexivo mensaje, el arzobispo de la Arquidiócesis de San Pedro Sula, Monseñor Miguel Lenihan, instó a los políticos hondureños a poner el bienestar del pueblo por encima de sus ambiciones personales y a trabajar unidos para sacar al país de la crisis electoral.
“El poder no debe ser el fin, sino el servicio a la gente”, expresó el líder religioso, subrayando que ser político significa ser servidor y no entrar en una lucha de poder.
Declaratoria electoral y confianza en el CNE
Lenihan pidió al Consejo Nacional Electoral (CNE) emitir la declaratoria presidencial cuanto antes, destacando la valentía y firmeza de las consejeras Ana Paola Hall y Cossette López. “Ellas han resistido mucho y deben continuar con su misión de llevar a Honduras fuera de la incertidumbre electoral”, afirmó.
El arzobispo recalcó que Honduras necesita avanzar y que, pese a los desafíos, el país tiene futuro si se trabaja en unidad.
En su mensaje, Lenihan también exhortó al gobierno entrante a combatir la corrupción y a trabajar por el bien común. Reconoció que este flagelo ha marcado a todos los gobiernos, pero expresó su esperanza en que las nuevas autoridades actúen con honradez y transparencia.
“Invitamos a los políticos a que cumplan con su misión, que sean honrados y honestos, cada político sabe lo que debe ser servir al pueblo con mucho amor y mucha entrega”, señaló.
Fuerzas Armadas y soberanía nacional
El arzobispo recordó a las Fuerzas Armadas su misión de defender la soberanía y la paz del país, al margen de intereses políticos, y llamó a que cumplan con lo que establece la Constitución.
Respecto a la relación con Estados Unidos, enfatizó que cada nación es soberana en sus decisiones y pidió respeto mutuo entre los países.
Finalmente, Lenihan agradeció a la presidenta saliente Xiomara Castro por los esfuerzos realizados durante su mandato, reconociendo aspectos positivos de su gestión. “Ella es una buena persona, ha hecho algunas cosas buenas y proyectos, queremos enfocarnos en lo positivo”, expresó, aunque lamentó que estuvo rodeada de personas “no tan buenas”.
Con un tono esperanzador, el arzobispo cerró su mensaje con un llamado a la unidad y a la paz: “Honduras merece un futuro de paz y prosperidad”.


