Este jueves se celebró la audiencia titulada “Democracia en peligro: la lucha por elecciones libres en Honduras”, convocada por el Subcomité sobre el Hemisferio Occidental del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
El debate expuso visiones encontradas sobre el futuro político hondureño, el rol de las Fuerzas Armadas y la influencia de actores externos en el proceso electoral del próximo 30 de noviembre.
El mensaje de María Elvira Salazar: advertencia contra el comunismo
La congresista republicana María Elvira Salazar, presidenta del subcomité, lanzó un mensaje directo a las Fuerzas Armadas de Honduras, instándolas a garantizar elecciones libres y transparentes. Respaldada —según dijo— por el Departamento de Estado y la administración del presidente Donald Trump, advirtió que Estados Unidos “tiene puestos sus ojos en Honduras” en la jornada electoral.
Salazar planteó la elección como un dilema existencial: no solo elegir un presidente, sino decidir si el país “cae en las garras del comunismo”.
Criticó duramente a la presidenta Xiomara Castro, a quien acusó de abrir las puertas a China, romper relaciones con Taiwán, condecorar a Nicolás Maduro y permitir la presencia de asesores cubanos.
Además, cuestionó a la candidata de Libre, Rixi Moncada, por sus declaraciones favorables hacia Cuba, mostrando imágenes de La Habana como ejemplo de “ruina” del modelo socialista.
En un tono polémico, recordó el papel de los militares en 2009 durante la crisis con Manuel Zelaya y sugirió que “16 años después deben estar haciendo lo mismo”, lo que reaviva el fantasma de la intervención castrense en la política hondureña.
Joaquín Castro: crítica a la administración Trump y preocupación institucional
El congresista demócrata Joaquín Castro ofreció una visión opuesta. Criticó la falta de transparencia de la administración republicana en temas del hemisferio occidental y denunció la ausencia de audiencias presupuestarias sobre América Latina.
Señaló que Honduras enfrenta un proceso electoral marcado por la desconfianza ciudadana, violencia contra candidatos y debilidad institucional del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Castro subrayó que los tres principales candidatos —Nasry Asfura, Salvador Nasralla y Rixi Moncada— están en una competencia cerrada, lo que aumenta la tensión sobre la aceptación de los resultados.
También recordó la suspensión de programas de USAID y la necesidad de observadores internacionales de la OEA y la Unión Europea para garantizar transparencia. Su mensaje fue claro: los hondureños deben elegir libremente, sin imposiciones externas, pero con acompañamiento internacional que asegure credibilidad.
Carlos Trujillo: testimonio sobre la deriva institucional
El exembajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo, fue el primer testigo en la audiencia. Señaló que el gobierno de Xiomara Castro ha institucionalizado una ideología de izquierda extrema, con afinidad hacia regímenes como Venezuela, Nicaragua y Cuba. Criticó la ruptura con Taiwán, la falta de recepción al embajador de Israel y la creación de “grupos de matones” para intimidar autoridades electorales.
Trujillo alertó sobre presiones y amenazas contra consejeros del CNE, como Cossette López y Ana Paola Hall, lo que refleja la tensión entre el Ejecutivo y el órgano electoral. También cuestionó la cancelación temporal del tratado de extradición con Estados Unidos, interpretándolo como un signo de opacidad en las decisiones gubernamentales.
Washington pone a Honduras bajo la lupa
La audiencia refleja tres líneas de análisis: Polarización ideológica: Salazar enmarca las elecciones como una batalla contra el comunismo, mientras Castro insiste en la necesidad de fortalecer instituciones y evitar intervenciones militares.
Debilidad institucional: El CNE aparece como un actor frágil, presionado por partidos y con recursos limitados, lo que aumenta la incertidumbre sobre la transparencia del proceso.
Geopolítica regional: Honduras se convierte en un tablero de disputa entre Estados Unidos, China y aliados regionales. La mención a Palmerola, Taiwán y Cuba evidencia que el debate trasciende lo interno y se conecta con la estrategia hemisférica.
La audiencia en Washington es un recordatorio de que las elecciones hondureñas no solo serán observadas por la ciudadanía local, sino también por actores internacionales que ven en el resultado un punto de inflexión para la región.
La tensión entre llamados a la intervención militar y exigencias de respeto institucional marca un escenario complejo, donde la democracia hondureña enfrenta presiones internas y externas en un momento decisivo.


