El director de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), Carlos Hernández, instó al presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, a revelar los nombres y funciones de los 150 asesores que operan en el Poder Legislativo.

El director de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), Carlos Hernández, instó al presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, a revelar los nombres y funciones de los 150 asesores que operan en el Poder Legislativo.
Hernández cuestionó la opacidad con la que se maneja la contratación de personal en el Congreso y criticó la falta de proyectos para la generación de empleo, destacando que muchas iniciativas aprobadas son propuestas del Ejecutivo sin mayor trascendencia, como la conmemoración del «día de la rosquilla» o la aprobación de préstamos.
El líder de la sociedad civil denunció que en los primeros ocho meses del año, Redondo ha distribuido 177 millones de lempiras en bonos, subvenciones y otros beneficios en el Parlamento. Según Hernández, estos fondos han sido utilizados para gastos personales, incluyendo el pago de apartamentos y vehículos de lujo, e incluso mencionó casos de extravagancias, como la compra de ropa interior de marca con fondos públicos.
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Asimismo, Hernández cuestionó la inmadurez y la falta de debate en el Parlamento, donde, según él, la mayoría de las leyes aprobadas (90 %) son proyectos enviados por el Ejecutivo, convirtiendo al Congreso en un mero tramitador de las decisiones del gobierno.
Además, enfatizó la necesidad de una reforma tributaria en el país, pero advirtió que debe realizarse de manera transparente y sin confrontar a diferentes sectores de la sociedad. Hernández recordó que el Congreso hondureño ha sido calificado como el segundo menos transparente en América Latina, solo superado por Venezuela, según el índice latinoamericano que evalúa la productividad, transparencia y uso de recursos en los congresos de la región.
Finalmente, criticó la falta de agenda clara en el Poder Legislativo, señalando que los diputados apenas conocen los temas a tratar con pocas horas de anticipación, lo cual afecta la capacidad de debate y la toma de decisiones informadas.