El dólar estadounidense superó este miércoles la barrera de los 26 lempiras en Honduras, marcando un hito preocupante para la economía del país.

Este fenómeno, que refleja una acelerada devaluación de la moneda nacional, está generando una fuerte presión inflacionaria y afectando el poder adquisitivo de los hondureños.
La depreciación del lempira frente al dólar ha sido constante en los últimos meses. Según datos del Banco Central de Honduras (BCH), el tipo de cambio de referencia se situó en 26.0091 lempiras por dólar, lo que representa un incremento anual de 1.1889 lempiras en comparación con el año anterior.
Entre los factores que han impulsado esta devaluación se encuentran: acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde la firma del acuerdo en septiembre de 2024, el tipo de cambio ha aumentado más de 1.10 lempiras, lo que ha encarecido los costos de importación.
Alta demanda de dólares: En la última subasta de divisas del BCH, se adjudicaron 121.2 millones de dólares, reflejando una creciente necesidad de moneda extranjera en el mercado.
Dependencia de importaciones: Honduras importa una gran cantidad de productos esenciales, como combustibles, alimentos y medicamentos, lo que incrementa la presión sobre el tipo de cambio.
El alza del dólar tiene efectos directos en la economía hondureña, afectando diversos sectores:
Inflación: La subida del tipo de cambio encarece los productos importados, lo que se traduce en un aumento de precios en la canasta básica y los combustibles.
Endeudamiento: La deuda externa del país se vuelve más costosa, ya que se requieren más lempiras para pagar compromisos en dólares.
Poder adquisitivo: Los hogares hondureños ven reducida su capacidad de compra, afectando especialmente a las familias de menores ingresos.
Perspectivas y posibles soluciones
Expertos en economía advierten que, si no se toman medidas para fortalecer la producción nacional y diversificar las exportaciones, la tendencia devaluatoria podría continuar.
El cruce de la barrera de los 26 lempiras por dólar es un reflejo de los desafíos económicos que enfrenta Honduras. La población y el sector empresarial deberán adaptarse a este nuevo escenario, mientras el gobierno busca estrategias para contener la devaluación y proteger la estabilidad financiera del país.