Hondumedios

La Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas es incuestionable

Excmo. Sr. Yu Bo, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República Popular China en la República de Honduras.

El año 2025 marca el 80º aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial, así como el 80º aniversario de la recuperación de Taiwán. Al rememorar estas efemérides, no solo estamos hablando de la memoria nacional y la dignidad del pueblo chino, sino también de los pilares de los logros alcanzados en materia de seguridad jurídica tras la Segunda Guerra Mundial y del orden internacional que de ella se derivó. Desde la infancia, los chinos nos referimos a Taiwán como “la Isla preciosa de la Patria”. Taiwán es desde tiempos inmemoriales un territorio sagrado de China y constituye una parte inalienable de la soberanía y la integridad territorial de China. La historia es lo que es, y no puede ser distorsionada.

Lamentablemente, Estados Unidos, junto con pocos países y el régimen del Partido Democrático Progresista de Taiwán (PDP) encabezado por Lai Ching-te, intentan abrir el camino para que Taiwán busque un “espacio internacional”, reavivando intencionadamente la absurda teoría de que el “estatus de Taiwán está por determinarse”. Estas acciones irresponsables distorsionan la Resolución 2758 de la Asamblea General de la ONU y atentan contra el principio de una sola China y constituyen una burda manipulación histórica que inevitablemente encontrará el firme rechazo de la comunidad internacional.

Deseo compartir con los amigos hondureños los hechos básicos sobre la cuestión de Taiwán, con el propósito de aclarar los hechos y restablecer la verdad.

Primero: los documentos históricos son pruebas irrefutables.

Taiwán ha pertenecido a China desde la antigüedad. En 1895, Japón ocupó ilegalmente la isla tras la guerra de Jiawu (la I Guerra Sino-Japonesa), y no fue sino hasta su rendición en 1945 cuando la devolvió a China. La Declaración de El Cairo, la Proclamación de Potsdam y el Instrumento de Rendición de Japón estipulan de manera clara y explícita que Taiwán debe ser devuelta a China. El 25 de octubre de 1945, el Gobierno chino proclamó la “reanudación del ejercicio de la soberanía sobre Taiwán” y celebró en Taipéi la “Ceremonia de Rendición del Ejército Japonés en la Provincia de Taiwán del Teatro de Guerra de China”. Desde ese momento, el retorno de Taiwán a la Patria se convierte en un hecho histórico irreversible. 

En 1949 se fundó la República Popular China, mientras las fuerzas remanentes del régimen de Chiang Kai-shek se replegaron a la Región de Taiwán de China. Esto representó un cambio de régimen dentro del mismo sujeto de derecho internacional -China-, sin producir ninguna alteración de la soberanía ni del territorio inherente. El Gobierno de la República Popular China, único legítimo de China, ejerce plena soberanía sobre todo el territorio chino, incluida la Región de Taiwán.

Segundo: la autoridad de la Resolución 2758 de la Asamblea General de la ONU es incuestionable.

En 1971, la 26ª Asamblea General de la ONU aprobó con una abrumadora mayoría la Resolución 2758, que restauró todos los derechos legítimos de la República Popular China en la ONU y reconoció al Gobierno de la República Popular China como el único gobierno legítimo que representa a toda China. Así quedó resuelto de manera definitiva el tema de la representación de China, incluida la de Taiwán, en la ONU. Los documentos oficiales de la ONU se refieren a Taiwán como “Taiwán, provincia de China” y las opiniones jurídicas de la Secretaría de la Organización subrayan que “Taiwán, como provincia de China, no tiene estatus independiente y las autoridades de Taiwán no ostentan estatus gubernamental legítimo alguno. Cualquier intento de negar o distorsionar la Resolución 2758 constituye un desafío a la autoridad de las Naciones Unidas y al orden internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Cualquier intento en sentido contrario resulta sumamente absurdo y peligroso. 

Tercero: el principio de una sola China es un consenso universal de la comunidad internacional.

Este principio constituye la base política de las relaciones diplomáticas entre China y todos los países, así como una norma fundamental que rige las relaciones internacionales. Más de 180 países han establecido relaciones diplomáticas con China sobre la base del reconocimiento y apoyo al principio de una sola China. Al establecer relaciones diplomáticas con China en 2023, Honduras asumió solemnemente el compromiso de acatar dicho principio, en plena conformidad con los hechos jurídicos internacionales, incluida la Resolución 2758 de la Asamblea General de la ONU.

Deseo recalcar que la cuestión de Taiwán es el núcleo de los intereses fundamentales de China, afecta los sentimientos de más de 1,400 millones de chinos y concierne a la equidad y la justicia internacionales. El retorno de la Región de Taiwán a China, al seno patrio de donde salió ilegalmente, constituye una parte esencial de los frutos de la victoria de la Segunda Guerra Mundial, y ninguna versión distorsionada podrá cambiar esta realidad jurídica. Quienes claman por “mantener el statu quo en el estrecho de Taiwán” practican en realidad un doble rasero. El verdadero statu quo es que ambos lados del estrecho pertenecen a una sola China. Quienes perturban la paz en el estrecho no son otros que las fuerzas separatistas que promueven absurdamente la “independencia de Taiwán” y las fuerzas injerencistas externas. China está dispuesta a hacer mayores esfuerzos para mostrar la mayor sinceridad para el logro de una reunificación pacífica, pero advierte su determinación inquebrantable de salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial. Los más de 1,400 millones de chinos jamás permitirán la separación de la Región de Taiwán y la abrumadora mayoría de la comunidad internacional tampoco la apoyará. Por más que algunos intenten provocar disputas o confundir la opinión pública, el hecho de que Taiwán es parte integrante de China no cambiará. ¡La reunificación completa de China sin duda se logrará!

Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas, hace más de dos años, los vínculos entre China y Honduras han experimentado un veloz desarrollo, con fructíferos resultados de cooperación en diversos ámbitos. Honduras, al adherirse con firmeza al principio de una sola China y situarse del lado de la equidad y la justicia internacionales, lo que  ha abierto amplias perspectivas para la cooperación bilateral. El pueblo hondureño, que también ha superado tiempos difíciles en su historia, valora profundamente la independencia y la dignidad nacionales. China está dispuesta a trabajar conjuntamente con Honduras para prestarse apoyo mutuo en los asuntos relacionados con los intereses fundamentales y las principales preocupaciones de ambas partes, salvaguardar los frutos de la victoria de la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional posterior a la Guerra, y promover conjuntamente un futuro aún más prometedor para las relaciones entre nuestros dos países.

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