La presidenta Xiomara Castro lanzó un mensaje de alarma nacional al denunciar que, según información de inteligencia “verificada”, el expresidente Juan Orlando Hernández estaría planificando su retorno al país para proclamar al supuesto ganador de las elecciones.
A esto se suma, según su advertencia, una “agresión orientada a romper el orden constitucional y democrático” mediante un golpe contra su gobierno.
El pronunciamiento, cargado de urgencia y dramatismo político, convoca a la población, movimientos sociales, colectivos, organismos de base y militancia a movilizarse de manera inmediata y pacífica en Tegucigalpa para “defender el mandato popular” y rechazar cualquier intento de ruptura institucional.
Lectura crítica del mensaje
Un llamado que eleva la tensión política
El discurso presidencial se produce en un contexto ya marcado por polarización, desconfianza institucional y disputas internas. Al advertir sobre un presunto golpe en marcha, la mandataria introduce un elemento de máxima gravedad que inevitablemente incrementa la tensión social y política.
El llamado directo a colectivos y bases del partido en el poder puede interpretarse como una estrategia para reforzar su legitimidad mediante movilización popular, pero también abre la puerta a confrontaciones en las calles.
La figura de Juan Orlando Hernández como eje narrativo
La mención del expresidente Hernández —una figura profundamente polémica en la política hondureña— funciona como un catalizador emocional. Su eventual retorno, presentado como parte de un plan desestabilizador, coloca al país en un escenario de sospecha y alarma.
Sin embargo, el mensaje no detalla pruebas, fuentes o mecanismos de verificación de la supuesta inteligencia, lo que deja espacio para cuestionamientos sobre la solidez de la denuncia.
Movilización popular como mecanismo de defensa
Convocar a la ciudadanía a concentrarse en Tegucigalpa para “hacer visible ante el mundo” un presunto golpe es una estrategia que apela a la legitimidad del poder popular. No obstante, también plantea interrogantes sobre la capacidad del Estado para manejar la seguridad pública en un contexto de movilización masiva, especialmente cuando el llamado se dirige explícitamente a colectivos y estructuras partidarias.
Riesgos de un discurso que anticipa un golpe
Cuando un gobierno denuncia un golpe en marcha sin presentar evidencia pública, se generan dos efectos simultáneos: Moviliza a sus bases, reforzando la narrativa de resistencia, profundiza la incertidumbre institucional, alimentando percepciones de crisis o ingobernabilidad.
En un país con antecedentes de rupturas constitucionales, este tipo de mensajes tiene un impacto inmediato en la estabilidad política y en la percepción internacional.
El mensaje de la presidenta Xiomara Castro es un llamado de alto voltaje político que busca activar a sus bases ante una amenaza que, según su versión, pone en riesgo el orden democrático. La falta de detalles verificables sobre la supuesta conspiración deja espacio para interpretaciones diversas, mientras que la convocatoria urgente a las calles podría escalar la tensión en un momento delicado para el país.
Al pueblo hondureño:
Informo con responsabilidad histórica que, a partir de información de inteligencia verificada, Juan Orlando Hernández, perdonado en EEUU, planifica su ingreso al país para proclamar el ganador de las elecciones al tiempo que está en marcha una agresión…— Xiomara Castro de Zelaya (@XiomaraCastroZ) December 16, 2025


