Este lunes trascendió la presunta renuncia de tres figuras clave en la cúpula del Partido Nacional en la zona norte del país, se trata de Mario Canahuati, Emil Hawit y Darío Gámez.

Según reportes preliminares, la decisión habría sido motivada por diferencias internas con el candidato presidencial nacionalista, Nasry Asfura, tras reuniones sostenidas en la ciudad industrial.
La noticia ha generado una ola de especulaciones sobre una posible fractura dentro del partido, especialmente en el departamento de Cortés, considerado uno de los bastiones electorales más importantes de Honduras.
Según se informó, la salida de los tres líderes se habría confirmado por fuentes cercanas a los involucrados. Además, se reporta que al menos 11 candidatos a diputados, 15 suplentes y 7 aspirantes a alcaldías se habrían declarado en “rebeldía” ante lo que califican como un “golpe puñalero” por parte de Asfura hacia quienes coordinaban la campaña en la región.
Sin embargo, la diputada y aspirante a designada presidencial María Antonieta Mejía desmintió que se trate de una renuncia formal. En declaraciones públicas, aseguró que se está llevando a cabo una “reingeniería política” para reforzar la estructura del Partido Nacional en Cortés.
“Ellos servirán al partido desde otras trincheras para asegurar el triunfo. No hay renuncias, son hombres de partido”, afirmó Mejía.
La versión oficial sostiene que los tres líderes seguirán colaborando con el partido desde nuevos roles, aunque no se han detallado cuáles serán esas funciones. No se ha presentado ninguna carta de renuncia ni declaración directa de Canahuati, Hawit o Gámez, lo que mantiene la incertidumbre sobre el alcance real de su salida.
Analistas políticos advierten que una división visible en Cortés podría afectar la capacidad del Partido Nacional para movilizar recursos, mantener alianzas y conservar la confianza de sus bases locales en un momento clave del proceso electoral.
La presunta renuncia de Mario Canahuati, Emil Hawit y Darío Gámez ha encendido las alarmas dentro del Partido Nacional, en medio de un proceso electoral marcado por tensiones internas y reacomodos estratégicos. Mientras la dirigencia insiste en que se trata de una reorganización, los señalamientos de rebeldía y descontento reflejan un clima político que podría impactar directamente en los resultados de noviembre.