En un evento que buscaba marcar un antes y un después en la lucha contra la corrupción, la gran ausente fue la candidata oficialista Rixi Moncada.

Mientras los aspirantes presidenciales del Partido Nacional, Partido Liberal, PINU y Democracia Cristiana firmaban un compromiso con el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), su silla quedó vacía, dejando una interrogante sobre la voluntad del oficialismo de someterse a escrutinio ético.
La directora del CNA, Gabriela Castellanos, no escatimó en palabras al presentar la iniciativa “Honduras Primero: una promesa que se exige, un deber que se cumple”.
En su discurso, instó a los candidatos a que sus promesas no se diluyan en el ruido electoral. “No la tomen como una promesa más… sino como un compromiso con la historia, con la justicia y sobre todo con el pueblo”, advirtió.
Castellanos fue enfática: Honduras no está en condiciones de seguir tolerando la corrupción estructural que ha carcomido sus instituciones. “No estamos aquí porque el sistema funciona… estamos aquí porque Honduras enfrenta una profunda crisis ética”, sentenció.

La silla vacía del oficialismo
La ausencia de Moncada no fue un detalle menor. En un contexto donde la ciudadanía exige transparencia y rendición de cuentas, su decisión de no participar en el conversatorio envía un mensaje ambiguo. ¿Es desinterés, cálculo político o una señal de que el oficialismo no está dispuesto a someterse a compromisos verificables?
Mientras los demás candidatos asumían públicamente una “doble responsabilidad política y moral”, como lo planteó Castellanos, la falta de representación del partido en el poder dejó un vacío simbólico que no pasó desapercibido.
Castellanos dejó claro que el organismo será un actor activo en el monitoreo de las promesas firmadas. “No se limitará a acompañar procesos, sino también a observar, exigir y señalar, poniendo nombre, cifra y rostro al saqueo”, afirmó.
La declaración firmada por los candidatos busca establecer compromisos exigibles y verificables, construidos sobre los pilares de integridad, transparencia y rendición de cuentas. Pero su eficacia dependerá de la voluntad política de quien llegue al poder.
Voces que sí se comprometieron
Firmaron el documento Nasry Asfura (Partido Nacional), Salvador Nasralla (Partido Liberal), Nelson Ávila (PINU) y Mario Rivera Callejas (Democracia Cristiana). La gran ausente fue la aspirante del partido oficialista, Libre, Rixi Moncada.
La exclusión de Moncada del evento no sólo debilita el mensaje de unidad frente a la corrupción, sino que plantea dudas legítimas sobre la disposición del oficialismo a someterse a estándares éticos.
En un país donde la corrupción ha sido una constante histórica, la valentía moral —como lo expresó Castellanos— no puede ser selectiva ni negociable.