La declaración, publicada en su cuenta de X, se apoya en datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Banco Central de Honduras (BCH), así como en gráficos de elaboración propia.

Sin embargo, el análisis detrás de esta cifra plantea interrogantes sobre la metodología, el contexto y la sostenibilidad de los avances.
Los argumentos oficiales: ingreso, inflación y canasta básica,
Torres sostiene que la reducción de la pobreza se debe a tres factores clave: Estabilidad en la canasta básica: Según sus gráficos, el costo per cápita mensual de la canasta básica es de 5,131 lempiras en zonas urbanas y 2,604 lempiras en zonas rurales.
Este monto, afirma, cubre no solo alimentación, sino también vivienda, educación, salud y transporte.
Ingresos promedio superiores al costo per cápita: El ingreso promedio mensual en zonas rurales sería de 11,045 lempiras y en zonas urbanas de 6,410 lempiras. A primera vista, estos ingresos duplican el costo de la canasta básica por persona.
Contención de la inflación: El BCH ha mantenido una inflación promedio de 3.5 %, dentro del rango previsto por el Programa Monetario.
Reducción estadística de la pobreza: Según los datos compartidos, los hogares en condición de pobreza se habrían reducido en un 10 %, y los de pobreza extrema en un 13.6 %.

¿una lectura optimista o simplificada?
Aunque los datos presentados por Torres parecen alentadores, varios elementos invitan a un análisis más riguroso:
Confusión entre ingreso individual y carga familiar: El costo de la canasta básica está calculado por persona, mientras que el ingreso promedio corresponde a un trabajador que, en muchos casos, sostiene a una familia de cinco personas. Esto distorsiona la comparación directa entre ingreso y costo de vida.
Ausencia de datos desagregados por región y género: No se especifica cómo varía la pobreza entre departamentos, ni se aborda la brecha de ingresos entre hombres y mujeres, ni el impacto en poblaciones indígenas o afrodescendientes.
Gráficos de elaboración propia sin validación externa: Aunque se cita al BCH, los gráficos fueron elaborados por el propio vicecanciller, lo que plantea dudas sobre su interpretación y rigor técnico.
Reducción porcentual sin base poblacional clara: La afirmación de “un millón menos en pobreza” no se acompaña de una línea de base clara ni de una explicación metodológica sobre cómo se mide la pobreza en términos multidimensionales.
Inflación contenida, pero con impacto acumulativo: Aunque la inflación se ha mantenido baja, el poder adquisitivo sigue siendo limitado para muchas familias, especialmente ante aumentos en servicios públicos, transporte y medicamentos.
¿Qué implica esta afirmación para el debate público?
La declaración del vicecanciller Torres se inscribe en un contexto político donde el gobierno busca destacar logros sociales en medio de desafíos estructurales. Si bien es posible que haya avances en ciertos indicadores, la pobreza en Honduras sigue siendo un fenómeno complejo, vinculado a empleo informal, acceso desigual a servicios, migración forzada y debilidad institucional.
Más allá de cifras optimistas, el país necesita una discusión seria sobre cómo medir la pobreza con criterios multidimensionales, cómo garantizar que los ingresos sean sostenibles y cómo fortalecer las políticas públicas para que los avances no sean solo coyunturales.