La presidenta, Xiomara Castro, expresó su molestia con la prensa nacional por replicar los mensajes del exjefe de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez Velásquez, durante un evento público.

La presidenta, Xiomara Castro, expresó su molestia con la prensa nacional por replicar los mensajes del exjefe de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez Velásquez, durante un evento público.
La mandataria también envió un mensaje al gobierno de Estados Unidos, asegurando que en Honduras “no hay terrorismo”.
Castro cuestionó el hecho de que los medios de comunicación den cobertura a las declaraciones de Vásquez, quien está señalado por su presunta participación en el golpe de Estado de 2009. Según la presidenta, esto contribuye a distorsionar la percepción de la sociedad y sus valores.
“Hoy vemos a un general señalado por un crimen que se cometió en el golpe de Estado, hoy es prófugo, pero fíjense que es prófugo de la justicia y los medios le cubren los mensajes que envía”, expresó Castro visiblemente molesta.
Además, criticó que cuando su gobierno intenta exponer su versión de los hechos a través del libro “Golpe 28-J”, algunos sectores lo califican como “sacrilegio”, lo que, según ella, evidencia una manipulación de la narrativa histórica.

Mensaje a Estados Unidos
La presidenta también reaccionó al reciente comunicado de la Embajada de EE.UU., que advertía sobre posibles ataques armados en Tegucigalpa los días 6 y 16 de mayo. Castro expresó su sorpresa y cuestionó la veracidad de la alerta, señalando que Honduras es un país pacífico.
“No es posible que a través de mensajes que se den en las redes sociales se manden avisos como el de ayer que envió la embajada de Estados Unidos diciendo que había peligro, generando en nuestro país zozobra por un mensaje que salió en una red social.
Hay que ser más formales en ese sentido. En Honduras vivimos en paz, aquí no hay terrorismo”, enfatizó.
Impacto Político
Las declaraciones de Castro han generado debate en la opinión pública, con algunos sectores respaldando su postura y otros cuestionando su confrontación con la prensa y el gobierno estadounidense.
La mandataria reafirmó su compromiso con el proceso electoral del 30 de noviembre, asegurando que se realizarán elecciones limpias, libres y democráticas, pese a lo que describió como intentos de desestabilización.
Este episodio refleja las tensiones políticas en Honduras y la lucha por el control de la narrativa en un año clave para el país.