En una sesión legislativa marcada por el monólogo y la omisión, el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, decidió no dar trámite a la renuncia condicionada de la consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), Ana Paola Hall, y dejó vencer el plazo para la adjudicación del Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).

Tras la lectura de la renuncia de la consejera Hall por parte de la secretaria del Congreso Nacional, Angélica Smith, Redondo inició una larga locución de alrededor de una hora en la que presentó sus teorías y criterios políticos sobre lo que considera legal e ilegal dentro de la actuación del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Una sesión sin Congreso, solo con Redondo
La sesión, que debía abordar dos temas cruciales para la institucionalidad democrática —la renuncia de Hall y la ampliación del plazo para el TREP—, se convirtió en un escenario unipersonal.
Redondo calificó la renuncia de Hall como una “denuncia disfrazada” y la remitió al Ministerio Público, argumentando que la figura de renuncia condicionada no existe en el marco legal hondureño. “Es un crimen, es ilegal”, sentenció, antes de suspender abruptamente la sesión sin fijar nueva fecha ni agenda.
El TREP, víctima colateral del autoritarismo legislativo
Mientras tanto, el TREP, herramienta clave para garantizar transparencia en los comicios, quedó fuera de vigencia. Las consejeras Cossette López y Ana Paola Hall habían solicitado al Congreso una ampliación del plazo para su licitación, pero Redondo ni siquiera permitió que se discutiera el tema.
El silencio institucional frente a esta urgencia electoral deja al país sin una herramienta fundamental para la credibilidad del proceso electoral.
Críticas desde todos los frentes
El diputado liberal Yury Sabas fue contundente: “Redondo se considera consejero, juez y presidente. Ensucia todos los procesos.”
Sabas también advirtió que impedir el avance del proceso electoral podría acarrear responsabilidad penal para quienes obstaculicen su desarrollo.
Por su parte, el jefe de bancada del Partido Salvador de Honduras, Carlos Umaña, lamentó que se haya cumplido el pronóstico de que el Congreso devolvería la renuncia de Hall sin trámite.
“Las elecciones están lejos de ser realizadas, lamentablemente por culpa de una clase política que pelea poder y no bienestar para Honduras.”
El diputado Jorge Cálix fue más allá, acusando a Redondo de amenazar a las consejeras del CNE desde un espacio pagado en medios de comunicación, y pidió que sea investigado por sus acciones.
¿Crisis institucional o estrategia política?
La negativa a tramitar la renuncia de Hall y la omisión deliberada sobre el TREP no solo profundizan la crisis electoral, sino que también revelan una preocupante concentración de poder en la figura del presidente del Congreso. La falta de debate, la interpretación unilateral de la ley y el uso del Congreso como tribuna personal son señales de alarma para la democracia hondureña.
Mientras tanto, el país se aproxima a un proceso electoral sin reglas claras, sin árbitros imparciales y sin herramientas técnicas confiables. Y todo, bajo la sombra de un Congreso que parece haber olvidado que su función es legislar, no monologar.