En una jornada marcada por intensas deliberaciones y negociaciones de último momento, Nelson Licona, director ejecutivo de la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon), fue elegido como nuevo coordinador del Comité Ejecutivo del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA).

Su designación se definió por el voto decisivo del representante de la Iglesia Católica, el diácono Javier Suazo, en una sesión que enfrentó visiones opuestas sobre la independencia del ente anticorrupción.
Licona, identificado con sectores cercanos al oficialismo y al Partido Libertad y Refundación (Libre), se impuso sobre Juan Carlos Sikaffy, expresidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), quien contaba con el respaldo de sectores empresariales y académicos.
El Comité Ejecutivo del CNA está conformado por 12 organizaciones de la sociedad civil, entre ellas el Cohep, el Arzobispado de Tegucigalpa, la Confraternidad Evangélica, el Consejo de Rectores, asociaciones de campesinos, confederaciones de trabajadores, colegios profesionales, Fonac, Andeph, Amhon y medios de comunicación.
Durante la votación, las asociaciones de campesinos, Fonac, Amhon, Andeph y el Arzobispado inclinaron la balanza a favor de Licona, en una elección que se resolvió por un estrecho margen y que, según fuentes presentes, estuvo cargada de tensiones políticas y negociaciones estratégicas.

Desafíos para la independencia del CNA
El CNA, creado para prevenir, investigar y denunciar actos de corrupción en la administración pública, inicia con esta elección una nueva etapa institucional. Su papel como voz independiente frente al poder político ha sido una constante exigencia de la ciudadanía y de organismos internacionales.
La llegada de Licona al liderazgo del comité ejecutivo genera interrogantes sobre la autonomía y credibilidad del organismo, pilares que han sostenido su legitimidad durante más de una década de investigaciones contra estructuras estatales.
Contexto de polarización
La designación se da en medio de un ambiente de creciente polarización política, donde la independencia de los entes fiscalizadores es vista como clave para fortalecer la democracia y combatir la impunidad. Sectores críticos advierten sobre el riesgo de que el CNA pierda su carácter técnico y se vea influenciado por intereses partidarios.
Por su parte, Licona ha manifestado su compromiso con la transparencia y el fortalecimiento institucional, aunque su cercanía con el oficialismo genera expectativas divididas sobre el rumbo que tomará el Consejo en los próximos meses.