En una denuncia, interpuesta por la organización Jóvenes Contra la Violencia expone cómo las estructuras criminales están “profesionalizando” el reclutamiento de menores en Honduras, ofreciendo salarios mensuales fijos por labores de vigilancia.
«Es un empleo formal del crimen», advierte Joel Alemán, director de incidencia política de la ONG, quien detalla que las pandillas están aprovechando la crisis laboral del país para atraer a jóvenes vulnerables con ofertas económicas tentadoras.
El modus operandi es simple pero efectivo: los jóvenes reciben un pago mensual a cambio de monitorear, desde sus teléfonos móviles, la presencia policial y movimientos sospechosos en sus colonias, convirtiéndose en «centinelas» del crimen organizado.
La situación pone en evidencia dos crisis paralelas:
La falta de oportunidades laborales para la juventud hondureña y la ausencia de programas estatales efectivos para prevenir el reclutamiento criminal
«Las pandillas se han convertido en la única opción viable para muchos jóvenes», lamenta Alemán, señalando la grave omisión del Estado en proteger a esta población vulnerable.
Esta nueva modalidad de reclutamiento representa un desafío adicional para las autoridades y organizaciones que luchan contra la violencia juvenil en Honduras, pues las pandillas están evolucionando sus estrategias para aparecer como una alternativa «laboral» ante la falta de oportunidades legítimas.
Lamentó que el Estado de Honduras no brinde las garantías necesarias para la protección de los jóvenes quienes son víctimas de reclutamiento.
Concluyó, que en Honduras las estructuras criminales son la única opción que tienen los jóvenes.