Sectores críticos de la vida política hondureña advierten que el país vuelve a mostrar su faceta más cínica y desgastada, al convertirse —según estas voces— en escenario de negociaciones opacas que reducen la institucionalidad a simple moneda de cambio.
Los reportes que circulan sobre presuntas componendas entre el candidato Salvador Nasralla y el coordinador de Libre, Manuel Zelaya Rosales, han encendido alarmas en distintos espacios sociales y políticos, que ven en estas versiones el eco de un pacto que huele a desesperación y cálculo de poder.
Un “trofeo” en disputa
De acuerdo con estas interpretaciones críticas, la supuesta transacción giraría en torno a entregar la Presidencia del Congreso Nacional a Zelaya a cambio de un escrutinio favorable para Nasralla. Para analistas y sectores inconformes, este escenario contradice la narrativa de renovación política y transparencia que ambos actores han proclamado en distintos momentos.
Desde esta óptica, el Congreso —institución clave para el equilibrio democrático— estaría siendo tratado como un botín negociable, una práctica que diversos observadores consideran una afrenta directa a la ciudadanía y a la soberanía popular.
El impacto en el Partido Liberal
Otro punto que genera preocupación entre voces críticas es la presunta participación de estructuras del Partido Liberal en la integración de mesas del escrutinio especial del CNE, supuestamente bajo influencia de Libre. Para quienes denuncian esta situación, se trataría de un movimiento que no solo compromete la credibilidad del proceso electoral, sino que profundiza la crisis interna del liberalismo.
Dirigentes y militantes que se han distanciado del candidato liberal lo hacen —según sus propias declaraciones— ante lo que consideran “pretensiones maliciosas” que ponen en riesgo la identidad histórica del partido.
Riesgos para la institucionalidad
Las inquietudes no terminan ahí. Críticos del proceso señalan que la posibilidad de nombramientos estratégicos en instituciones clave, como la eventual designación de figuras afines a Libre en la Secretaría de Gobernación y Justicia, sería un paso más hacia el control político de la elección de la próxima Junta Directiva del Congreso Nacional.
Para estos sectores, cualquier intento de asegurar mayorías mediante presiones o maniobras irregulares representaría un golpe directo a la independencia institucional y a la confianza pública.
Las voces que denuncian estas supuestas negociaciones coinciden en que cada movimiento en esta trama profundiza la erosión de la institucionalidad hondureña. Desde su perspectiva, quienes estén dispuestos a sacrificar principios democráticos por acuerdos de poder terminarán siendo juzgados por la historia y por la ciudadanía que depositó su confianza en ellos.
El mensaje de estos sectores es claro: detener cualquier pacto que comprometa la transparencia, la legalidad y la estabilidad del país.


